Cómo realizar de forma segura una llamada de conferencia en línea

El trabajo remoto es una realidad cada vez más firme. El proceso que lleva a las compañías a ofrecer la posibilidad a sus empleados de trabajar desde sus hogares de forma remota no es nuevo, pero hasta hace algunos años era aún una idea novedosa que pocas organizaciones se atrevían a probar. Todo cambió con la llegada de la pandemia de Covid: de repente, todas las oficinas del mundo tuvieron que adaptarse a esta modalidad de trabajo.

Adaptarse, en todo caso, no fue fácil. Uno de los principales cambios que debieron afrontar las compañías al volcarse a la digitalización de las tareas fue reemplazar las reuniones presenciales con videoconferencias. Solo durante los primeros dos meses del año 2020, las principales compañías que ofrecen este servicio, como Omegle, Zoom, Microsoft Teams, Google Meet, Chatrandom, Skype (entre otras), experimentaron un crecimiento aproximado de un 500%, y se estima que la industria de las videoconferencias pasará el valor de 50.000 millones de dólares para 2026.

En este sentido, cada vez es mayor la inquietud que genera la inseguridad de estas plataformas: ¿cómo discutir los detalles sensibles referentes a las operaciones de la compañía en un entorno relativamente vulnerable como lo es una videoconferencia? La respuesta, en todo caso, no es tan simple.

Estos son algunos consejos para mejorar la seguridad de las videoconferencias:

Es recomendable, para empezar, que las personas que vayan a asistir a la reunión hayan recibido una invitación directa y que, para ingresar, deban haber confirmado su asistencia previamente, hasta un determinado tiempo antes del comienzo de la reunión, de forma que, al comenzar la misma, el organizador sepa exactamente cuanta gente debería haber dentro y pueda, así, detectar fácilmente si una persona no autorizada ingresará en la reunión.

A su vez, muchas plataformas de videoconferencias permiten bloquear la llamada, de modo que una vez que hayan ingresado todos los participantes, se pueda bloquear el acceso para que nadie más pueda ingresar.

Además, todas las videoconferencias deberían tener el acceso protegido con una contraseña (por supuesto, es recomendable usar una contraseña diferente para cada videoconferencia) y, siempre que exista la opción, la trasferencia de datos durante la llamada debería estar encriptada.

Por último, uno de los factores más importantes terminará siendo el proveedor que se elija para realizar la videoconferencia. En general, los gratuitos suelen ser perfectos para tratar temas cotidianos que no requieran altos niveles de seguridad, pero los pagos son los más seguros, con sistemas de encriptación de punta a punta que aseguran mayor privacidad, ideales para reuniones en las que se traten temas e información sensibles.

Las videoconferencias ya son una parte integral de la cotidianidad organizacional de cualquier compañía, y todo apunta que lo seguirán siendo, por lo que las plataformas se volverán cada vez más seguras. Mientras tanto, basta con adoptar estos hábitos y prácticas recomendadas para mejorar la seguridad de nuestras videoconferencias.

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