Pasta de Conchos, recuerdos del 2007; por @hugonzalez0

No estoy acostumbrado de mí, ni de mis logros, anécdotas, amigos y contactos. Arraigado en una estúpida modestia y en el temor a perder mi frágil estabilidad económica, he guardado silencio sobre farsantes del periodismo y sobre falsos ídolos de la política, además de algunos pactos y convenios entre comunicadores con grupos de poder.

No tiene caso hablar de ellos ni quemarlos, pero, a veces; es interesante contar algunas anécdotas que cobran interés en ciertas coyunturas. La de hoy es sobre el caso de Pasta de Conchos.

Cuando ocurrió el accidente, apenas era reportero y novel columnista en Milenio, pero solo sobre temas de tecnología y telecomunicaciones. Entonces no sabía que unos meses después me haría responsable de la sección de economía, finanzas y negocios de ese diario. La cobertura de la tragedia fue complicada pues, aunque se trataba de un tema que involucraba a una empresa minera muy poderosa de entonces y de ahora (Grupo México); la sección política le dio seguimiento a toda la información.

La fuente de la Secretaría del Trabajo fue la que dio todo el seguimiento a la tragedia, aunque yo seguí de cerca la información en 2007. Tenía un interés especial porque yo conocía a quien fue titular de esa secretaria y, aunque en ese entonces todavía le tenía algo de respeto, quería saber si era cierto lo que se decía de él antes y después del fraude electoral del 2006.

Tenía mucha fama de ser prepotente, cacique, mujeriego, deshonesto y mamón. Eso me lo dijeron por separado un par de amigos que lo conocieron en la Cofetel, pero me advirtieron que tuviera cuidado con él porque era violento y vengativo. Yo no tenía miedo pues nunca tuve la necesidad u oportunidad de escribir de él, aunque sí me daba algo de cuz-cuz cuando oía eso de “coopelas o cuello”.

Pasado el agandalle de la Presidencia en 2006 y ya instalado en su puesto, este hombre comenzó a ganarse fama de mafioso. No soy suicida y por ello no menciono su nombre para que no me molesten jurídica o técnicamente, pero ya sabes de quién hablo. El funcionario aun no le daba el garrotazo a Luz y Fuerza del Centro, pero en Pasta de Conchos comenzó a hacer de las suyas. Por las redacciones de viarios medios circulaba una especie de susurro que decía: es la versión oficial.

Había muchas investigaciones de varios reporteros en varios medios que desmentían los dictámenes del grupo de “científicos” que recomendaron no seguir con el rescate de los mineros, pero nunca se hizo eco de ello o no se publicó esa información.

Ahora que el gobierno federal anunció que encontró restos de los mineros en la mina Pasta de Conchos y sin evidencia de explosión, me acordé de ese sujeto (con quien hablé varias veces sobre temas de telecomunicaciones) que se convirtió en un enemigo de muchos trabajadores, no solo de los mineros. Ahora entiendo por qué en 2019 decía que buscar a los mineros era una irresponsabilidad del presidente López Obrador. Ahora entiendo porque dicen que él mismo es un costal porquerías.

La educación no da sabiduría

Sigo con mis experiencias y anécdotas con personajes poco agradables y que hoy son vistos con admiración o como paladines de la democracia. Insisto, no tiene caso poner los nombres de ciertas personas (máxime cuando de trata de mujeres) pero no puedo olvidar los comentarios (entre cortes comerciales) de cierta política que entre 2016 y 2017 estaba luchando para colarse para algún puesto de elección popular. Otra vez omito su nombre, pero sabrás quien es.

En ese entonces era diputada en la Asamblea Constituyente por el PAN, pero recuerdo como pedía consejos para acercarse a la pandilla de Ricky Riquín Canallín y la tomaran en cuenta. Literalmente se sacó la lotería cuando en 2018 cambió la presidencia de su partido y la incluyeron en la lista de candidatos al Senado. Por poquito y se queda fuera, sin embargo, recuerdo claramente cómo le felicitaban por haber entrado a la lista pues “México necesita mujeres entronas y sin miedo”.

Es que, efectivamente, es una mujer que no tiene miedo y menos le teme al ridículo. En varias ocasiones el titular del programa la contradecía y la regañaba al aire, pero en el corte le decía, “no me pegues tan fuerte amigo”. Muchas veces sus comentarios eran los típicos de señora de café y de opinar “a huevo” solo para convivir. No entiendo como podía ser política profesional, ser opinadora en muchos medios y tener el tiempo de cursar un doctorado.

Realmente no entiendo como pudo ser doctora y senadora cuando hasta yo mismo le hice ver un par de veces (de manera cortes y elegante) lo ignorante que es de muchos temas. Si no fuera política y se dedicará a otro negocio, sería una persona muy chistosa y hasta agradable; pero conociéndola, escuchando sus comentarios y viendo su comportamiento, puedo comprobar que la educación formal no es sinónimo de cultura, sabiduría y menos aún, de inteligencia.

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Hugo González: Periodista especializado en Negocios y tecnologías de la información. Columnista en El Universal y en el diario ContraReplica. Ha sido Colaborador de Adriana Pérez Cañedo en NRM comunicaciones y de Eduardo Ruiz-Healy en Radio Formula e integrante de la Barra de Opinión de TV Azteca ADN40. Fue editor de Negocios, columnista y comentarista de TV en Grupo Milenio. También fue columnista y analista en El Heraldo Media Group y en Reaktor del Grupo IMER. Comunicólogo tecnoruco y businnessrocker solidario, de mente fría pero apasionado por la creatividad. Le va al América y le encanta el albur y el doble sentido. Chairo de corazón y respetuoso de todas las opiniones. Amante de México y sus mexicanos chidos.

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