Copia privada, ¿cómo sí y cómo no?; @hugonzalez0 en ContraRéplica

Hace unos días revivió una polémica que desde hace un par de años vivió como flor del campo. Nació, creció, se desarrolló y murió en pocos días. Se trata de la idea de cobrar una especie de impuesto a los equipos que permiten hacer copias privadas de obras con derechos de autor.

Desde noviembre de 2020 publiqué mi opinión sobre la disyuntiva sobre pagar más por dispositivos de almacenamiento. La puedes googlear junto con mi nombre y veras que no he cambiado de opinión.

Es que ahora en el Senado de la República se ha presentado otro dictamen que propone imponer ese “impuesto”. Los fabricantes o importadores de dispositivos que permitan la copia sonora, visual o audiovisual de obras con derechos de autor pagarían una cuota extra. Se conoce como “remuneración compensatoria” para los creadores de obras literarias, musicales, fotográficas, audiovisuales.

Se trata de una reforma a la Ley Federal del Derecho de Autor y me atrevo a pronosticar que, como sucedió con otros intentos, no pasará. Y no es por coincidir con quienes se oponen solamente veo las tendencias. Nadie quiere más impuestos y menos en los smartphones, PC´s, memorias, tablets o discos duros.

Sin embargo, tratando de ser imparcial y abogando un poco por la parte creativa que hay en mi trabajo profesional y familiar, creo que hay áreas de oportunidad. Hay chance para el acuerdo y la negociación. Tratar de imponer la remuneración compensatoria mediante leyes me parece anacrónico y disfuncional. A fuerza, ni lo zapatos; diría mi tía.

Con el auge de las plataformas de streaming y contenidos gratuitos ya muy pocas personas copian obras con derechos de autor y menos aún para delinquir. Sin embargo, también se exagera cuando se habla de un cuasi apocalipsis digital solo por ver una manera de compensar a los autores.

No creo que esta propuesta sea una tragedia para los hogares ni un nuevo obstáculo para la conectividad del país. Tampoco sería sangría para la economía nacional. Estoy seguro de que las empresas que venden o importan esos productos nunca absorberían el costo de esa compensación, aunque sea ínfimo, simbólico. Sin embargo, empresas con perfiles más ESG aceptarían, en otros países, estas iniciativas y no las bloquearían.

Aunque tal vez se modificaron las cuotas, en 2020 la compensación propuesta para un smartphone de gama alta equivalía a un café de marca o un six de cervezas. Toma en cuenta que esa compensación se debe repartir entre un montón de gente que van desde productores, hasta autores, escenógrafos, fotógrafos, editores, caricaturistas, etc.

Estoy convencido de que hay mecanismos alternativos para compensar a los autores que no sean a través de la coacción. Las donaciones o plataformas como Patreon o Ko-Fi son una alternativa que bien podría apoyar la industria y los mismos usuarios. Si se quiere compensar a los autores, al menos se les debe regalar un café.


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Hugo González: Periodista especializado en Negocios y tecnologías de la información. Columnista en El Universal y en el diario ContraReplica. Ha sido Colaborador de Adriana Pérez Cañedo en NRM comunicaciones y de Eduardo Ruiz-Healy en Radio Formula e integrante de la Barra de Opinión de TV Azteca ADN40. Fue editor de Negocios, columnista y comentarista de TV en Grupo Milenio. También fue columnista y analista en El Heraldo Media Group y en Reaktor del Grupo IMER. Comunicólogo tecnoruco y businnessrocker solidario, de mente fría pero apasionado por la creatividad. Le va al América y le encanta el albur y el doble sentido. Chairo de corazón y respetuoso de todas las opiniones. Amante de México y sus mexicanos chidos.

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