Arturo Herrera, la mano pachona y política contracíclica, columna de @hugogonzalez1

septiembre 21, 2020 Desactivado Por Hugo González

Hay un capítulo de la serie de TV, The Black List, en el cual se observa que un mafioso pone a competir a sus dos hijos por ver quien realiza la venta más valiosa en una subasta de objetos y sujetos invaluables y; por tanto, ilegales. En dicha subasta se vendían desde codiciadas pinturas y objetos robados hasta matones, primogénitos o empresarios listos para el sacrificio.

Y tal parece que algo similar está sucediendo desde hace unas semanas en el mundillo de la grilla político-económico mexicana pues todo supone que la mano pachona está poniendo a competir a sus mijitos para saber quién logra vender más caro al funcionario público que desde un bando quieren sacrificarlo y casi casi sacarle el corazón y desde el otro le queman incienso para (supongo) ganarse su confianza y valio$o apoyo.

Al pobre secretario de Hacienda Arturo Herrera, no dejan de compararlo con otros ex secretarios de Hacienda que en sexenios pasado hicieron estupendos trabajos para endeudar más al país, despilfarrar excedentes petroleros, mantener un crecimiento raquítico o hasta para regalar bolsas Chanel. Lo comparan también con el poco elegante, berrinchudo y hasta renegado ex – secretario Urzúa, negándole cualquier mérito propio de saber cómo conciliar los intereses de mi querido Presidente y la 4T con los de una escuela económica que va perdiendo fuerza en el mundo. Incluso hasta le cuestionan su dignidad y temple, lo cual; ya no está chido.

Pero eso no quiere decir que le voy a dar besitos en la… mano y decir que es un genio porque no me consta, tampoco voy a decir que sabe exactamente lo que debe hacer porque nadie sabe cómo será el mundo en 2021, mucho menos voy a decir que es una persona sensible e inteligente porque no lo conozco y nunca he hablado con él.

Lo único que me queda claro es que el secretario Arturo Herrera le tocó enfrentar el mayor reto económico del país de los últimos cien años y más nos conviene ayudarlo para que le vaya bien y no operar como la mano pachona poniendo a competir a sus mijitos para darle un madrazo por arriba y una sobadita por abajo.

Mentalidad contracíclica

Por cierto, ya que me estoy metiendo en temas que solamente son para los expertos en todo y especialistas en nada, debo decirte que cada vez más me decepcionan ciertos empresarios nacionales que se niegan a vivir la nueva realidad. Esos dirigentes empresariales que más bien vivieron de la grilla política siguen pensando igual que en la década pasada. Siguen pasmados, esperando “ver claridad y certeza jurídica” como si no supiéramos que en el pasado eso significaba permiso para transar, lucrar, mercar sin restricciones morales o legales.

El sentimiento surgió luego de oír y leer los comentarios del foro titulado “Análisis de los Criterios Generales de Política Económica 2021 y reformas a la Ley Federal de Derechos” organizado por la Comisión de Hacienda del Senado, durante el cual los representantes empresariales fueron dignos representantes de la estrategia noventera de “pedir” que todo lo resuelva el papá gobierno mediante endeudamiento (llamado eufemísticamente financiamiento), reducción de impuestos e inversión pública.

Empleando la bonita estrategia de estirar la manita, los “empresarios” nuevamente soltaron la petición de aplicar una política contracíclica, usándola como una especie de axioma o dogma de fe; desatando mi curiosidad para poner en claro que carajos es eso de la política contracícilica.

Dice el Banco Mundial, en términos muy simplistas que en épocas de abundancia económica (como con Fox) se reduce el gasto y se ahorra, se suben los impuestos y las tasas de interés. También dice que en épocas de crisis económica (como ahora) se usa el dinero ahorrado para el gasto público y se bajan los impuestos y las tasas de interés.

Si vemos la política que está empleando mi cabecita de algodón, podemos confundirnos porque nos ni una ni otra ya que el año pasado (en auge) se redujo el gasto y se ahorró, pero no subieron los impuestos ni las tasas de interés; y este año (en crisis) se usó el dinero ahorrado para el gasto público, pero bajaron las tasas de interés y se mantuvieron los impuestos.

Luego entonces, ¿Qué quieren los empresarios? ¿Qué se use lo ahorrado para darles “incentivos” a la inversión? ¿Para ellos qué son los incentivos; bajarles los impuestos, perdonar deudas? ¿Quieren que todos nosotros le compremos la res, le paguemos los tablajeros, la carnicería y le compremos la carne? ¿Y ellos que van a poner? ¿Dónde está su aportación de capital? ¿Dónde están sus compromisos de inversión y creación de empleos? ¿Están esperando que el gobierno se las ponga peladita en la boca?

Tal vez por eso, el tuit que Simón Levy (@SimonLevyMx) lanzó hace unos días causó tanto escozor entre ciertos comunicadores (dudo que sea la posición del medio) pues sintetiza lo que muchos pensamos. El tuiti decía lo siguiente:

“Ay si, si no me dan privilegios fiscales, no invierto. Si no me dan contratos, no genero empleos. Si no me rescatan, me pongo a patalear. Esos empresarios fosilizados del viejo régimen, entiendan: ya no son los tiempos de antes. Seamos todos solución, es el único camino”.

Les falta una mentalidad contracíclica.

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