A diferencia de muchos comentócratas (expertos de todo, especialistas de nada) no tengo la osadía de sentirme juez de una ciencia social que apenas comprendo. Sin embargo, leí varias notas de prensa sobre los ganadores del Premio Nobel de Economía y los motivos por los cuales se les reconoció, y aun así no alcanzo a comprender el valor de sus investigaciones.
Tal vez porque soy un neófito e iletrado de esta ciencia no veo lo valioso de estos estudios. Por ello, pido la iluminación de quienes si lo entienden para no pensar que se trata de un premio a la obviedad o a la politiquería.
Me disculpo con gente que aprecia a los ganadores de este año, Daron Acemoglu y Simon Johnson, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), y a James Robinson, de la Universidad de Chicago, por no entender su trabajo sobre las grandes diferencias en prosperidad entre las naciones.
El comité Nobel ha declarado que los galardonados ofrecieron una “comprensión más profunda” de las causas detrás de las diferencias de prosperidad entre naciones. Aparentemente, han demostrado que países con mejores instituciones (esas que respetan los derechos de propiedad, combaten la corrupción y mantienen un estado de derecho) tienen mayores probabilidades de prosperar económicamente. ¡Vaya revelación!
Otro aspecto que me llama la atención es la insistencia en el valor de la democracia como catalizador del desarrollo económico. En ese sentido, los economistas ganadores nos advierten que imponer la democracia en lugares con instituciones disfuncionales no siempre funciona. Entonces, ¿la democracia es la panacea para el crecimiento económico? No necesariamente. China es el ejemplo por antonomasia del capitalismo autoritario.
Economía como arma política
Uno de los ganadores ha sido tenaz en su preocupación por la erosión de las instituciones democráticas en Estados Unidos y Europa. Según él, las instituciones pierden apoyo popular y la gente comienza a ver con buenos ojos a los líderes “populistas y demagogos”. Parece que nos quiere decir que, si permitimos que se destruyan nuestras sacrosantas instituciones, también podríamos perder nuestra escurridiza prosperidad económica. Sin embargo, desde hace años, la confianza en las democracias liberales y sus instituciones ha menguando mientras las figuras autoritarias ganan popularidad en el mundo.
Quizá lo que más me incomoda es que este tipo de investigaciones, por muy bien fundamentadas que estén, es que corren el riesgo de ser vistas como herramientas políticas. Al enfatizar la importancia de las instituciones y la democracia en el crecimiento económico, se está dando munición a quienes defienden el statu quo.
No estoy sugiriendo que la corrupción o la falta de estado de derecho sean algo positivo, pero me preocupa que estos premios terminen siendo usados como un argumento más en favor de ciertas corrientes políticas y en contra de otras y los analistas de Citibanamex me dan la razón… Pura politiquería pues.
Escúchanos y léenos también en https://www.facebook.com/tecnoempresa/ o si también puedes darte una vuelta por https://www.facebook.com/Ncuarenta. Allí podrás tener más información y comentarios que se nos escapan en esta vitrina tecnoempresaria. Si quieres tener toda nuestra información en Google News dale click aquí.
Por aquí puedes ver otros comentarios, grillas y hasta descargas emocionales de este rollero. No dudes en pasar a leer, haznos el favor, tira el paro, echa el guante, ayúdanos. https://tecnoempresa.mx/index.php/category/opinion/hugo/