Periodistas confundidos, opinión de @hugonzalez0

¿Por qué en estos tiempos vemos tantos periodistas confundidos? Lo he dicho varias veces, la libertad de prensa comienza con la libertad económica. Si un periodista vive con precariedades y no tiene asegurado el sustento para él y su familia; vive encapsulado en una suerte de autocensura y complacencia. Solo en casos extraordinarios una persona prefiere informar antes que comer.

Por eso, uno de los principales retos y hacia donde tendría que caminar el futuro de la prensa es encontrar un modelo de periodismo autosustentable. Por muchos años, la prensa en el mundo ha vivido gracias al patrocinio de grupos de poder ya sean políticos o económicos. La prensa dejó de cumplir un servicio social para convertirse en un simple negocio mediático y muchas veces político.

En México, las élites económicas y políticas entendieron que, en lugar de combatir a la prensa, era mejor ser la misma prensa. No es culpa de las empresas, es culpa de los mismos periodistas.

En México, por muchos años varias escuelas y universidades (sobre todo las públicas) formaron decenas de generaciones de periodistas abocados a pedir trabajo, entregar currículos; o sumar méritos para escalar posiciones; fundados en una línea de escalafón sustentada en el sacrificio y a veces la ignominia.

Apenas hace unos años, la academia comenzó a formar profesionales del periodismo y la comunicación con fines empresariales. Muchos de estos nuevos egresados han entendido que la creación de empresas periodísticas es más rentable y gratificante. Han entendido que un buen modelo de negocios, basado en contenidos transmedia de alta calidad; pueden atraer patrocinios y anunciantes que financien sus operaciones, aun sin comprometer la línea editorial.

Algunos proyectos digitales como portales, blogs, canales de Youtube, y redes sociales, han convertido a ciertos periodistas en micro o influencers; quienes encuentran la estabilidad económica en modelos de marketing digital dónde la audiencia es la que mantiene a los periodistas.

Pero debemos tener cuidado con los vicios y errores que comienzan a desarrollar ciertos periodistas quienes, basados en el click bait o las fake news; prostituyen la actividad periodística. Para los que usan esas técnicas lo importante es generar tráfico, conseguir vistas, sumar likes, generar interacción y conversión; aunque la información sea lo menos importante.

El uso de información falsa, fungir como gatilleros de grupos políticos o económicos, sobreponer la versión propia a los hechos; revela una falta de ética que abarca a muchos periodistas, tanto nativos como migrantes digitales.

Entre los periodistas existe una brecha no solo generacional sino digital. Los periodistas más experimentados cuentan con más elementos para discernir información, sin embargo; se resisten a explorar nuevos medios y métodos de comunicación.

El típico modelo de la pirámide invertida o encabezados cortos y precisos se contraponen a los modelos de posicionamiento y optimización en motores de búsqueda en internet. El uso de herramientas de automatización para el procesamiento y la recopilación de información son casi desconocidas por muchos periodistas veteranos. Sin embargo, también los nuevos periodistas abusan de las herramientas de búsqueda dejando en el olvido técnicas de contraste o confirmación de la información.

El uso de redes sociales provoca una suerte reglas de menor esfuerzo, entendible a veces; por una fuerte carga de trabajo para los nuevos periodistas confundidos. Se está volviendo una constante encontrar casos de periodistas que son reporteros, fotógrafos, editores, redactores, conductores, camarógrafos, community manager y vloger en una sola cobertura informativa.

Pero eso no es todo, los periodistas de formación y de vocación, los que emergen desde la academia y los que se forjan en la talacha diaria; vivimos el embate de nuevas formas, personajes e intereses que ahora nos compiten en la arena periodística. Unos como advenedizos improvisados y otros como válvula de escape a loables necesidades profesionales o comerciales; cualquiera ya quiere hacer periodismo.

Los nuevos youtubers e influencers, los profesionistas de varias disciplinas; y hasta las empresas con sus departamentos o agencias de comunicación y relaciones públicas; ofrecen al público contenidos que a veces son intrascendentes o insulsos. Con ello socavan la credibilidad de la profesión y pocas veces la enaltecen. No siempre se busca informar, se busca contar historias que seduzcan, conmuevan y estimulen la compra o la contratación.

Para los periodistas esto significa otro hándicap pues con ello se asfixian proyectos de comunicación verdaderamente independientes. Las oportunidades de empleo mueren con la ausencia de patrocinio serio o compra profesional de espacios publicitarios. Las fuentes ya no son eso, fuentes de información; ahora son competidores de medios alternativos e independientes. Se vale crear estos contenidos, pero siempre y cuando se defina claramente la intención de su contenido. La honestidad como una forma de decir la verdad.

No obstante, el periodista no debe buscar le verdad porque nunca la va a encontrar. Las verdades absolutas no existen. Existen hechos, situaciones, datos y contextos que sumados entre sí cuentan historias verosímiles; historias que parecen una versión de la verdad. El periodista es humano y por ello tiene empatías y antipatías. El valor del periodista debe ser la honestidad. En los tiempos de la hiperinformación, se vale que el periodista tenga preferencias ideológicas; pero lo censurable es ocultarlas con el mito de la objetividad o la imparcialidad.

El periodista debería ser un guía para que sus audiencias encuentren su propia verdad. Una voz que hable a las conciencias. Un visor que amplíe su panorama. Un profesional de la comunicación que nunca tratar de convencer, pero siempre quiera conmover con honestidad y respeto por la inteligencia de sus audiencias.


Por aquí puedes ver otros comentarios, grillas y hasta descargas emocionales de este rollero. No dudes en pasar a leer, haznos el favor, tira el paro, echa el guante, ayúdanos. https://tecnoempresa.mx/index.php/category/opinion/hugo/

Por si no lo sabías, tengo la fortuna de escribir una columna en el diario ContraRéplica de la Ciudad de México todos los miércoles y en El Universal los jueves. Todos los lunes aparezco después de las 14:30 horas en Enfoque Noticias del grupo NRM Comunicaciones; y los jueves (cuando hay espacio) con Eduardo Ruíz-Healy en Grupo Fórmula. También participo en proyectos independentes de comunicación como en https://www.facebook.com/Ncuarenta

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Hugo González: Periodista especializado en Negocios y tecnologías de la información. Columnista en El Universal y en el diario ContraReplica. Ha sido Colaborador de Adriana Pérez Cañedo en NRM comunicaciones y de Eduardo Ruiz-Healy en Radio Formula e integrante de la Barra de Opinión de TV Azteca ADN40. Fue editor de Negocios, columnista y comentarista de TV en Grupo Milenio. También fue columnista y analista en El Heraldo Media Group y en Reaktor del Grupo IMER. Comunicólogo tecnoruco y businnessrocker solidario, de mente fría pero apasionado por la creatividad. Le va al América y le encanta el albur y el doble sentido. Chairo de corazón y respetuoso de todas las opiniones. Amante de México y sus mexicanos chidos.

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