
Fotógrafa Diana Rosas y la UNAM promueven el arte en Tepito para reducir la violencia
octubre 21, 2024Diana Rosas, fotógrafa y docente en la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM, unió esfuerzos con la universidad para fomentar el arte entre niños y jóvenes del barrio de Tepito, uno de los más marginados y estigmatizados de la Ciudad de México.
A través de esta iniciativa, buscan alejar a las nuevas generaciones de la violencia y el crimen, motivándolos a interesarse en el estudio y la cultura.
Conocida como la “Reina Roja”, Diana Rosas trabajó durante más de una década organizando colectas de ropa, comida, libros y materiales de arte, además de impartir cursos gratuitos de fotografía y arte en el llamado Barrio Bravo.
Su trabajo, que combina arte y activismo social, captó la atención de la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM, donde Rosas ejerce como maestra.
Gracias a esta colaboración, la Facultad, junto con la Dirección General de Incorporación y Revalidación de Estudios de la UNAM, gestionó la donación de libros y la realización de cursos impartidos por estudiantes de la carrera de Artes Visuales. El programa ha tenido tanto éxito que ya se contempla su expansión a otras zonas vulnerables de la Ciudad de México.
“El barrio de Tepito es un lugar lleno de historia y cultura que, lamentablemente, está marcado por altos índices de criminalidad. Sin embargo, mediante el arte y la cultura, podemos cambiar la percepción de las infancias y juventudes, y aportar a la reconstrucción del tejido social”, expresó Rosas.
El último evento se realizó el 8 de septiembre en el Espacio Cultural Tepito, donde 25 niños asistieron a clases de arte y recibieron libros, juguetes y materiales de arte. La música estuvo a cargo de grupos locales como Slom BlackBoy, Amenic Boom Bap y la Fayu-k de Tepito, creando un ambiente de celebración y creatividad.
Diana Rosas agradeció el apoyo continuo de la Facultad de Artes y Diseño, así como de los estudiantes, profesores y la comunidad en general. Además, destacó la importancia de atender no solo las necesidades económicas, sino también las afectivas de los niños y jóvenes.
“Muchos de estos niños tienen que dejar su escuela para trabajar y apoyar en su casa, varios de ellos ya son meseros o se dedican al comercio al igual que sus papás. Lo que buscamos es aportarles un poquito de esperanza y decirles que sí pueden salir adelante, que hay gente que los va a apoyar. A ellos los estimula saber que son visibilizados y escuchados”, declaró.
El impacto de este programa ha sido notable, al punto de que ya cuentan con un psicólogo para atender a quienes lo necesiten y un abogado que ofrece asesoría legal gratuita.
Rosas concluyó que esta iniciativa es un ejemplo de cómo la universidad cumple con su compromiso de contribuir al bienestar de la sociedad, con planes de replicar el proyecto en otras comunidades vulnerables en el futuro próximo.
AATG