Del chat solitario al equipo ganador: el poder transformador de los esports

Del chat solitario al equipo ganador: el poder transformador de los esports

diciembre 10, 2025 0 Por Redacción

Andrew Abramson solía ser “el chico silencioso”. A los 17 años pasaba desapercibido, excepto para ser molestado en los pasillos de su escuela en Nueva Jersey. Todo cambió cuando se unió al equipo de esports de su institución. Hoy, en medio de una competencia de Rocket League, Andrew da instrucciones rápidas a sus compañeros, coordina estrategias y celebra victorias con su equipo. La historia de Andrew representa una transformación que ocurre en algunas escuelas del mundo.

El bullying constituye una crisis de salud pública que afecta a millones de estudiantes. Las consecuencias del acoso escolar van más allá del entorno educativo: incrementa el riesgo de depresión, ansiedad, dificultades para dormir, bajo rendimiento académico e incluso deserción escolar. Investigaciones de la Universidad de California en Los Ángeles revelan que los estudiantes más acosados presentan un rendimiento académico sustancialmente inferior al de sus compañeros, con una disminución de 1.5 puntos en el promedio general por cada punto de incremento en la escala de bullying. Los efectos son devastadores: los estudiantes reportan que el bullying afecta principalmente sus sentimientos sobre sí mismos (27.8%), su trabajo escolar (19.7%) y sus relaciones familiares y con amigos (18.5%).

Frente a este panorama, ¿cómo pueden las instituciones educativas crear espacios verdaderamente inclusivos donde todos los estudiantes encuentren pertenencia? La respuesta podría estar en un lugar inesperado: los programas de esports escolares. A diferencia de los deportes tradicionales, los esports permiten que estudiantes de diversas habilidades físicas, contextos e intereses participen en igualdad de condiciones, lo cual transforma la experiencia educativa.

El impacto de los esports en la inclusión no se limita a anécdotas. Los estudiantes involucrados en esports son naturalmente aptos para carreras STEM, que se proyectan como algunas de las mejores oportunidades laborales: de 100 empleos relacionados con STEM, 93 tienen salarios por encima del promedio nacional. Además, los sentimientos de aceptación obtenidos al practicar esports protegen la salud física y mental de los estudiantes, fortalecen la función inmunológica y mejoran la calidad del sueño.

El Dr. Luis Gutiérrez, vicerrector académico de Tecmilenio, reflexiona sobre este fenómeno: “Los esports representan una evolución natural en la forma en que entendemos la educación integral. No se trata sólo de competir en juegos, sino de construir comunidades donde cada estudiante puede desarrollar habilidades socioemocionales, pensamiento estratégico y trabajo en equipo. Estamos presenciando cómo la tecnología y el gaming pueden convertirse en puentes hacia la inclusión y el bienestar estudiantil”.

La evidencia científica respalda estas observaciones. El 65% de los jugadores en línea ha experimentado acoso, pero los programas estructurados con códigos de conducta claros están cambiando esta realidad. Al enseñar a los estudiantes a reconocer el comportamiento tóxico y empoderarlos con estrategias para manejarlo, los programas de esports promueven activamente una cultura de gaming más segura e inclusiva.

Los resultados trascienden el ámbito escolar. El 76% de los estudiantes participantes en programas de esports afirmaron que su confianza sobre recursos universitarios y planificación de carrera aumentó después de participar en talleres relacionados. Más revelador aún: para más del 80% de los participantes, esports es su única actividad extracurricular, lo que subraya su papel crítico en proporcionar conexión y pertenencia a estudiantes que de otro modo permanecerían desconectados.

La gamificación del aprendizaje y los esports comparten un principio fundamental: cuando los estudiantes se involucran en algo que les apasiona, el aprendizaje se vuelve natural. Las habilidades desarrolladas —comunicación efectiva, pensamiento crítico, gestión del tiempo, liderazgo— son precisamente las que demanda el mundo laboral contemporáneo.

Instituciones como Tecmilenio reconocen esta realidad y adaptan sus programas para atender las necesidades de una generación que busca nuevas formas de conectar, aprender y crecer. La universidad explora cómo integrar la cultura gaming y los esports en sus estrategias de desarrollo estudiantil, ya que entiende que la educación del futuro requiere espacios donde la tecnología, la pasión y el aprendizaje converjan.

En Japón, la Esports High School está ayudando a qué estudiantes que habían abandonado la escuela debido al bullying regresen al aula, ya que encuentran en los esports un ambiente más estimulante. Este modelo demuestra que los esports no son simplemente entretenimiento: son herramientas pedagógicas con potencial transformador.

Los esports tienen un lugar insospechado en la educación si las instituciones aprovechan su potencial de manera responsable y estructurada. Los datos son claros: una encuesta de 2023 del Pew Research Center encontró que el 85% de los adolescentes juegan videojuegos, con ese número llegando al 97% entre los varones. Si los estudiantes van a jugar de todos modos, por qué lo harían solos, sin supervisión, si pueden hacerlo en entornos educativos que fomenten habilidades y valores positivos.

El futuro de la educación inclusiva podría estar en reconocer que la diversidad también implica pluralidad de intereses y fortalezas. Para el estudiante que no destaca en deportes tradicionales, que lucha con la ansiedad social o que simplemente no encuentra su lugar, los esports pueden ser esa puerta de entrada hacia la comunidad, la confianza y el éxito académico.

Más información relevante aquí.

síguenos en @Tecnoempresa1

29