En el apasionante deporte nacional de tirarse balazos en el pie, el Sindicato del Nacional Monte de Piedad acaba de mostrarnos como pasar del quinto partido. Por si no lo sabías (¿vives en una piña debajo del mar?) te informo que la huelga en el Nacional Monte de Piedad sigue en pie y quien sabe hasta cuándo.
Tras la jornada de votación realizada los días 12, 13 y 14 de noviembre, la mayoría de las y los trabajadores decidió continuar la huelga, como si fuera un acto heroico capaz de cambiar el rumbo de la historia.
Así, las 302 sucursales del Monte en el país permanecen cerradas, silenciosas, como si esperaran a ver quién se cansa primero. ¿Quién tronará primero, la institución o quienes decidieron darle un tiro a su propio bolsillo?
El proceso de calificación de huelga sigue su curso ante las autoridades, mientras tanto, los clientes afuera; rascándose la cabeza, preguntándose qué pecado cometieron para que su empeño quedara atrapado en este drama sindical.
El Monte, eso sí, mantiene el tono zen. Dice que las prendas están bien seguras, como el tesorito que cuidaste por muchos años estando en familia. También promete informar sobre medios de pago y canales de atención, aunque nadie sabe exactamente qué se puede pagar cuando el mostrador está cerrado y el personal está afuera exigiendo lo que simultáneamente pone en riesgo. Cosas del sindicalismo moderno, querer beneficios y después dinamitar las condiciones para obtenerlos.
La institución reitera su disposición al diálogo. Del otro lado, el Sindicato, en su burbuja épica, parece más interesado en demostrar fuerza que en medir consecuencias. Porque detrás del discurso combativo está la realidad incómoda de una huelga prolongada que golpea primero a quienes dicen defender.
Ahí vienen los aguinaldos, el fondo de ahorro, las prestaciones de fin de año y el Sindicato juega a la ruleta rusa con todo eso. ¡Qué valentía! ¿O qué irresponsabilidad? A veces se parecen.
No han considerado el impacto que esto puede dejarle al propio Monte. Una institución de 250 años no está hecha de acero inoxidable. La operación frenada, la pérdida de ingresos, la caída en confianza del cliente y el riesgo de compactación son escenarios reales.
Si la institución termina reduciendo sucursales, recortando personal o ajustando operaciones, ojalá el Sindicato tenga preparada una gran explicación para los mismos trabajadores que hoy aplauden la huelga. Porque cuando llegue el recorte, no habrá manta, megáfono ni lidercillo que pueda disfrazarlo. Parece que el Sindicato imagina que el Monte puede aguantar infinitamente. ¿Remember Notimex?
En pocas palabras, el Sindicato logró la hazaña de poner en riesgo los ingresos de los trabajadores, la estabilidad del Monte y la confianza del público. Todo al mismo tiempo. Si existiera una competencia mundial para la mala estrategia laboral, ya tendríamos un campeón.