Hola. Sí, soy el mismo que desde hace años está empeñado en ejercer una cobertura distinta de la información relacionada con la tecnología. Pero antes de tirar rollos, análisis y probables pronósticos del comportamiento de la industria; quiero agradecer a los directivos de este grupo editorial por prestarme un pedazo de su influyente dominio en el ciberespacio. Gracias a los señores Juan Francisco Healy, David Aponte y Mario Dorantes.
Mi mamá siempre me dijo que debo ser más que agradecido con quien te ofrece ayuda y por eso agradezco especialmente a mi respetable Esteban Román y a mi entrañable Alberto (Beto) Verdusco. Pero, sobre todo, quiero agradecerte a ti; adorado lector-informante, noble tecnoempresario que me has seguido donde quiera que vaya.
Desde hace mucho tiempo estoy convencido que la información relacionada con las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) se ha frivolizado. El mundo de las TIC va más allá de los bonitos y onerosos gadgets, de las “malbenditas” redes sociales y de toda la parafernalia relacionada con la cultura geek. Las TIC, además de glamur y ostentación; son desarrollo, progreso, justicia, ecología, confort, productividad y por supuesto; mucho dinero. Por eso, las tecnoempresas serán la pieza fundamental de este espacio que, espero; dure mucho tiempo y crezca en frecuencia. Sigue leyendo aquí.
En ese sentido, va una disculpa para Mis Amigos Chismosos (MACH) pues, a menos de que se trate de asuntos que influyan en el porvenir de la industria o de los usuarios en general; aquí no habrá mucho espacio para la grilla superflua o la defensa de intereses particulares. Si hay análisis o revelación serán bien recibidos; sin embargo, lo dudo.
Desgraciadamente la cobertura de la información de las TIC en México es muy suave. Pasamos de lo trivial a lo muy comercial. Vamos de los cambios de color en un dispositivo a un nicho muy concreto que sirve para vender seminarios y foros. Pocos se detienen a analizar el comportamiento de los distintos segmentos de la industria; casi no se analizan a los principales jugadores, sus competidores, su valor de mercado, su índice de capitalización, sus utilidades, inversiones de capital o innovación para el desarrollo.
Las tecnoempresas no solo son las que venden tecnología, también son las que invierten en tecnología para mejorar sus procesos; las que apuestan a mejorar sus productos y servicios basados en innovaciones tecnológicas. También son las que, en estos tiempos de transformación digital pre y post pandemia; utilizan a las TIC como tabla de salvación o como armamento de conquista.
Por ello, aquí hablaremos de empresas de Amazon y su modelo de ecommerce y hosting, de Facebook y su “amistosa república” publicitaria y mercadotécnica. De Apple y su imperio digital anclado en el Iphone, de Microsoft y sus servicios de Nube y si dominio en la ofimática. De Tesla y la innovación en vehículos autónomos o el apoyo a las criptomonedas. De Google y su telaraña dentro de la industria del marketing digital.
Pero también escribiremos de IBM y sus avances en inteligencia artificial, de Dell y sus esfuerzos en hosting y nube inteligente. Lo mismo de Nvidia y sus habilidades en súper cómputo y tarjetas gráficas para gammers, de los disruptores creadores de videojuegos, de sus plataformas y consolas. De los fabricantes de procesadores y chips para dispositivos como Intel, Qualcomm, AMD o Mediatek.
Por supuesto, también abordaremos asuntos de telecomunicaciones e Internet, desde los carriers nacionales y extranjeros (AT&T, Telefónica, América Móvil, izzi, Total Play, Axtel); hasta los proveedores de infraestructura como Panduit; pasando también por los operadores de centros de datos globales y locales como Equinix, Triara o Kio.
Mención aparte y de lo cual no quisiera ocuparme mucho, es el caso de los integradores nacionales de servicios de tecnología. Su desaseado comportamiento y grilla política me hacen verlos con cierto recelo, sin embargo; no niego que a veces sus revelaciones y advertencias pueden servir para aumentar el profesionalismo de la industria.
Todos estos asuntos y otros que tal vez se me olvidan; son lo que darán sustento a mis rollos tecnoempresarios. Lo hare desde más cercano al punto de vista de los mercados, de las finanzas, del retorno de la inversión y de las utilidades. No intento ser el experto que México esperaba y mucho menos un remedo de ingeniero que habla de lo que no sabe, por lo tanto; aquí hablaremos poco de bits y bytes, pero más de pesos y centavos.
Por último, consciente de que la transformación digital abarca a casi todas las industrias; no cierro la puerta para que empresas de otros sectores puedan ser objeto de análisis o dignas de mención, con la más honesta y desinteresada visión de un comunicólogo inquieto.
Te prometo que mis choros no serán tan largos ni ceremoniosos como este, pero te aseguro que, si te interesan los mercados y las tecnoempresas; llegaste el lugar correcto. Seamos bienvenidos.
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