Ayer, en su toma de protesta como presidenta constitucional, Claudia Sheinbaum Pardo dijo algo que muchos se niegan a reconocer: cambió el modelo de desarrollo del país, para bien. Aquel sistema basado en las fuerzas del mercado ha llegado a su fin. Aunque muchos se resisten a aceptarlo, la realidad es que estamos entrando a una nueva era económica, el “humanismo mexicano” impulsado por López Obrador.
La palabra “humanismo” significa que el gobierno prioriza a las personas sobre las ganancias. ¿Qué implica esto para los empresarios que han estado acostumbrados a moverse libremente por el mercado, siguiendo sus propias reglas? La respuesta puede variar desde un claro optimismo hasta una resignación inevitable.
En el contexto de la toma de posesión de Sheinbuam lo que vi fue una mezcla de pragmatismo y entusiasmo. Algunos prefieren no ser citados, probablemente porque no quieren meterse en problemas. Pero los que hablaron lo hicieron con una mezcla de realismo y, me atrevería a decir, algo de alivio.
Carlos Hank González, presidente del Consejo del Grupo Financiero Banorte, es un claro ejemplo. Para Hank, la clave está en mantener el trabajo duro y la unión. “Tenemos un país muy fuerte, muy sólido”, me dijo en entrevista. Y vaya que tiene razón: a pesar de los cambios políticos, México ha demostrado ser resistente, especialmente cuando sus ciudadanos y empresarios trabajan en conjunto. Hank fue claro al decir que su compromiso con el país sigue intacto. “Seguiremos trabajando hombro a hombro, mano con mano”.
Por otro lado, Daniel Chávez, fundador de Grupo Vidanta, está más entusiasmado de lo que uno esperaría. Este empresario turístico no se anda con rodeos: “Venimos del mejor gobierno que ha tenido México en su historia, López Obrador”, declaró. Según Chávez, el legado de AMLO será algo que Claudia Sheinbaum no solo continuará, sino que llevará a otro nivel.
Ahora, uno podría pensar que este tipo de afirmaciones suenan más a devoción que a pragmatismo empresarial, pero Chávez insiste: “Estamos felices, al contrario, más entusiasmados que nunca”, me dijo, refiriéndose al futuro del país bajo la nueva administración. Este nivel de optimismo es difícil de ignorar, especialmente cuando viene de alguien tan exitoso en el sector turístico.
Luego tenemos a Maite Ramos, directora general de Alstom México, quien dijo que los proyectos ferroviarios son cruciales para la modernización del país. Y claro, como cualquier empresa en su posición, Alstom está lista para participar en los procesos licitatorios que se avecinan.
Lo que queda claro es que los empresarios, al menos los que se han adaptado a los tiempos de la 4T, ven oportunidades donde otros quizás solo ven incertidumbre. Al menos entre los que siguen ganando, hay una aceptación de que las reglas del juego han cambiado y que, si quieren seguir siendo relevantes, tendrán que ajustarse. Lo que está en juego es la capacidad de adaptación.
Los empresarios que entrevisté parecen entender que, si quieren sobrevivir en esta nueva era, tendrán que ser flexibles. El modelo económico basado en las fuerzas del mercado ya no es la estrella del espectáculo. Ahora, el gobierno de Sheinbaum quiere algo más equilibrado, donde el bienestar social tenga más protagonismo. Y aunque algunos podrían lamentarse de la pérdida de la vieja manera de hacer negocios, otros lo ven como una oportunidad para redefinir lo que significa tener éxito en México.
Así que, en lugar de entrar en pánico por este cambio, algunos empresarios están optando por verlo como un nuevo desafío. La clave para ellos será encontrar el equilibrio entre seguir generando ganancias y contribuir al bienestar del país. Esto no es algo que se pueda lograr de la noche a la mañana, pero la actitud de muchos de ellos es, al menos, esperanzadora.
Sheinbaum tiene un reto monumental por delante. Cambiar el modelo económico de un país no es tarea fácil, y mucho menos cuando se trata de uno tan diverso y complicado como México. Pero, si hay algo que parece estar claro, es que algunos empresarios están dispuestos a trabajar junto con ella para hacer que este nuevo modelo funcione. ¿Será suficiente el optimismo de unos cuantos para mover la aguja? Por ahora, el cambio que arrancó hace seis años Andrés Manuel López Obrador está en marcha, y todos, desde los magnates financieros hasta los líderes empresariales, tendrán que aprender a navegarlo.