Aranceles, una apuesta arriesgada; @hugonzalez0 en ContraRéplica
diciembre 3, 2024No me gustan los juegos de azar y no soy apostador, pero si alguien me provocara, tal vez pensaría en la posibilidad de apostar en contra de las trumpadas. Si me ganara una lotería o algo parecido, apostaría que Donald Trump no cumplirá su amenaza arancelaria contra México y Canadá. No es por dudar de su palabra, sino porque estoy seguro de que, además de ser un marchante y negociador, es un hombre inteligente.
Trump sabe muy bien que, si comienzas una negociación con un tono duro y con altas exigencias, comienzas ganando. El sabe bien que para mantener y mejorar las condiciones económicas de su país necesita a sus vecinos, pero más a México. No puede desintegrar de un plumazo cadenas productivas que se han construido por décadas. Si lo intenta, los mismos señores del dinero, quienes lo pusieron de vuelta en la Casa Blanca, serán quienes lo corrijan. Muy pocos se dan un balazo en el pie y casi nadie muerde la mano que le da de comer.
Por eso, si pudiera apostar, creería que, en un mes, iniciado 2025 y con Trump en el gobierno, la volatilidad cambiara bajará y el dólar podría bajar de los 20 pesos. No soy analista (por ti seré, por ti seré) más bien soy como Madame Sassú o la especialista Gaby Vidente, pero tengo la sospecha de que cuando baje toda la polvareda del cambio de gobierno en EU, todo volverá a acomodarse. Incluso creo que una vez pasado el Rally de Santa Claus, los mercados accionarios vivirán una corrección y dejarán atrás su frenesí para volver a la mesura.
El dato del empleo del próximo viernes será el termómetro con el cual tomaremos la temperatura real de la economía gringa y sabremos si la euforia del mercado bursátil estadounidense solo es un delirio febril o si tiene sustento.
El informe de noviembre podría sacudir las proyecciones sobre los recortes de tipos de la Reserva Federal. Se estima que se añadieron 202,000 empleos, pero cualquier desvío de esta cifra podría alterar el delicado equilibrio entre un mercado laboral sólido y la presión inflacionaria. En este contexto, Jerome Powell y otros funcionarios de la Fed tendrán la última palabra sobre el futuro económico inmediato en la próxima cumbre DealBook del New York Times.
Los inversores se debaten entre el optimismo de políticas proempresariales de Trump y el miedo a una inflación desbocada. La Reserva Federal, atrapada en este dilema, deberá decidir si prioriza el crecimiento o el control de precios, sabiendo que cualquier paso en falso podría desencadenar una tormenta global.
El 2025 comenzará con una economía al filo de la navaja, con Trump al mando, los mercados en tensión y el dólar coqueteando con niveles inesperados. Los próximos movimientos definirán si este año será una corrección controlada o un descalabro sin precedentes. No soy pitoniso, pero veo que Trump no jugará con las estabilidad financiera de sus mecenas, ni ellos lo permitirían.