El mundial y el alojamiento inteligente; por Hugo González en El Universal

Ya empezó la cuenta regresiva para el Mundial 2026 y medio planeta anda emocionado. Las televisoras ya calientan motores, las selecciones arman sus convocatorias y los estadios presumen pasto nuevo. Pero aquí en la Ciudad de México hay una pregunta que no se puede esquivar: ¿dónde vamos a meter a tanto visitante sin que terminen durmiendo en el coche o en el parque?

La verdad es que tecnología sí hay. Plataformas, apps, registros digitales, sistemas de pago y hasta mapas en tiempo real que te dicen dónde hay espacio y dónde no. La capital está más que conectada. El problema está en otro lado, en la regulación, o más bien, en lo que no se ha terminado de regular. Pero bueno, todavía hay chance de corregir.

El Mundial no es cualquier fiesta. Es una oportunidad gigante para que la CDMX se luzca y se llene de turistas, tacos, selfies y dinero. La ciudad será la única en el mundo que ha sido sede de tres mundiales, así que eso hay que capitalizarlo. Además, se estima que solo durante el mes del torneo se podrían generar más de 11 mil empleos. El reto es que toda esa derrama no se quede solo en Polanco o la Roma, sino que también llegue a Iztapalapa, Azcapo o Xochimilco.

Ahí entra la tecnología. Con sistemas de registro digital, pagos automáticos y verificación en línea, se puede organizar el hospedaje sin tanto trámite ni bronca.

Y aquí es donde Clara Brugada tiene la pelota en el área. Su gobierno puede meter el gol de la innovación con una regulación inteligente que no castigue a los pequeños anfitriones ni cierre las puertas a la tecnología. La CDMX tiene con qué convertirse en ejemplo mundial de turismo digital, pero necesita moverse ya, porque el Mundial está a la vuelta de la esquina.

En abril de 2024 ya se había avanzado en un modelo bastante razonable con un registro digital, reglas claras y límites sensatos para los anfitriones. Pero alguien le metió pausa al proceso y, meses después, salió una nueva versión con una limitante de 180 noches al año, argumentando que eso frenaría la gentrificación. Lo malo es que, en otros países donde aplicaron algo similar, no bajaron las rentas, pero sí subió la informalidad. Y si algo sabemos en México, es que cuando no se puede por la derecha, muchos jalan a la informalidad.

La buena noticia es que todavía hay tiempo. Si la administración capitalina retoma lo que se acordó en abril, ajusta detalles y aprovecha la tecnología, puede dejar la regulación lista antes del Mundial. Sería un golazo con formalidad, impuestos, seguridad y certeza para todos.

Los anfitriones no son grandes inversionistas ni corporaciones. Son familias, parejas, señoras que tienen un cuartito libre o personas mayores que encontraron en el alojamiento temporal una forma decente de completar el ingreso. En la CDMX, 99% de los anfitriones son mexicanos y 70% de los huéspedes también. Más del 50% son mujeres y casi uno de cada cinco es adulto mayor. No son “acaparadores”, son vecinos que se ponen creativos con la economía digital.

Pensar que este grupo es el culpable de los altos precios de la vivienda es ignorar el tamaño del problema. El déficit habitacional en la capital ronda las 700 mil viviendas, mientras que las rentas temporales representan menos del 0.3% del total de inmuebles. No es por ahí. En cambio, si se regula de forma inteligente, este sector puede ser un motor de desarrollo y formalidad.

Lo que sí puede hacer el gobierno es aplicar reglas distintas según el tipo de anfitrión. Si alguien renta su depa un par de veces al mes, debería tener un registro fácil y pagar impuestos proporcionales. Pero si una empresa compra un edificio completo para rentarlo todo el año, ahí sí que cumpla como hotel, con permisos y obligaciones completas. Eso sí sería parejo.

Además, todo se puede hacer con tecnología. El padrón digital aprobado en abril del año 2024 permitiría registrar a los anfitriones, monitorear la seguridad, cobrar impuestos y verificar condiciones, sin filas ni sellos. Todo desde el celular, sin drama ni mordidas.

Y ojo, México ya tiene experiencia en esto. Desde 2017, las plataformas de hospedaje ya retienen automáticamente el Impuesto sobre Hospedaje. Gracias a eso, se han recaudado más de 650 millones de pesos que van directo al erario. 

Así que el balón está en la cancha del gobierno capitalino. Si logra corregir la regulación a tiempo, el Mundial 2026 puede ser el escaparate perfecto para mostrar una CDMX moderna, digital y bien organizada.

El Mundial será una fiesta mundial, y qué mejor que demostrar que los chilangos sabemos hacerla en grande. Solo hace falta que el gobierno y la regulación dejen de jugar al “ya merito” y metan ese gol antes del silbatazo inicial.

También la F1

La luna de miel entre el turismo y la Ciudad de México podría durar hasta el 2027 con la cantidad de conciertos y eventos deportivos qué habrá. Si lo dudas, preguntale a empresas como Televisa que. por ejemplo, amarró un acuerdo con la Fórmula 1 para transmitir todas sus competencias en México hasta el final de la temporada 2028.

Con esto, la televisora refuerza su papel como la casa de los grandes eventos deportivos y apuesta fuerte por el automovilismo, que cada año gana más seguidores en el país.

El convenio incluye transmisiones en televisión abierta y de paga, a través de Sky Sports, izzi y Sky+, con cobertura de todas las prácticas, calificaciones, carreras sprint y Grandes Premios, además de programas especiales con lo más destacado. En señal abierta, Televisa también transmitirá el Gran Premio de México y otros dos Grandes Premios adicionales.

Con esta alianza, Televisa lleva la máxima categoría del automovilismo a millones de pantallas mexicanas.

Inclusión técnica

Mientras muchas empresas presumen sus esfuerzos por ser “inclusivas”, pocas reconocen que la verdadera brecha está en la tecnología. La llamada inclusión técnica no sólo significa dar acceso a internet o a un dispositivo; implica que los productos y servicios digitales estén disponibles para todos en condiciones iguales, sin importar edad, género, ubicación o capacidades.

Sin embargo, la exclusión técnica sigue siendo una realidad. Galileo Financial Technologies descubrió que, pese al discurso de apertura, muchos sectores aún restringen el acceso a herramientas o servicios digitales por cuestiones tan básicas como la edad o el lugar donde vive el usuario.

Para dimensionar el problema, Galileo realizó un estudio entre directores técnicos y de informática en América Latina, abarcando banca, tecnología, telecomunicaciones, retail, hospitalidad y turismo. El hallazgo es contundente: más de la mitad (54.6%) de las empresas pierde al menos 10% de su negocio potencial por no tener tecnología verdaderamente inclusiva. Y una cuarta parte (26%) reconoce pérdidas del 20% o más.

En pocas palabras, la inclusión técnica no es sólo una obligación moral o social: es una oportunidad económica que muchas organizaciones están dejando pasar… por no mirar más allá de sus propios algoritmos.

Hospitales en la mira digital

Los hospitales se han convertido en el “premio mayor” para los ciberdelincuentes. De acuerdo con la OMS, un expediente clínico puede valer hasta 40 veces más que una tarjeta de crédito en el mercado negro. 

Con esos datos se puede cometer fraude financiero, extorsión o incluso alterar tratamientos médicos. El problema no solo está en los hackers, sino en la combinación de sistemas viejos, personal sin capacitación y regulaciones que no avanzan al mismo ritmo que la tecnología.

En Europa y Estados Unidos, apenas una quinta parte de los hospitales cuenta con certificaciones de ciberseguridad. En América Latina, la situación es todavía más vulnerable: mucha exposición digital y poca inversión en protección. 

El Ranking IntelLat 2025 reveló que solo 20% de los 80 hospitales evaluados tiene certificaciones, y que el gasto en seguridad apenas alcanza el 12.7% del presupuesto tecnológico. Mientras tanto, hospitales públicos en Brasil, Chile y México han sufrido ataques de ransomware que interrumpieron cirugías y bloquearon historiales médicos.

México no está fuera del radar. Aunque algunos hospitales privados destacan por su modernización, la mayoría opera con infraestructura rezagada y sin programas certificados. Según IntelLat, solo uno de cada diez hospitales mexicanos cuenta con medidas formales de ciberseguridad, con un gasto equivalente al 2.3% del presupuesto informático. En 2025 se han registrado más de 40 millones de intentos de ciberataque.

La paradoja mexicana es evidente: digitalizamos la salud más rápido de lo que la protegemos. La ciberseguridad ya no es un tema técnico, sino una necesidad médica. Blindar hospitales es proteger vidas.

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Hugo González: Periodista especializado en Negocios y tecnologías de la información. Columnista en El Universal y en el diario ContraReplica. Ha sido Colaborador de Adriana Pérez Cañedo en NRM comunicaciones y de Eduardo Ruiz-Healy en Radio Formula e integrante de la Barra de Opinión de TV Azteca ADN40. Fue editor de Negocios, columnista y comentarista de TV en Grupo Milenio. También fue columnista y analista en El Heraldo Media Group y en Reaktor del Grupo IMER. Comunicólogo tecnoruco y businnessrocker solidario, de mente fría pero apasionado por la creatividad. Le va al América y le encanta el albur y el doble sentido. Chairo de corazón y respetuoso de todas las opiniones. Amante de México y sus mexicanos chidos.

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