No sé si me sorprende más la fe ciega que algunos estadunidenses tienen en el América First de Donald Trump o la creencia de que Joe Biden está en condiciones de ganar las elecciones y gobernar otros 4 años en Estados Unidos. Las posiciones de ambos bandos son la materialización de un dogmatismo político estadunidense que raya en el oscurantismo.
Quien pudo ver el primer debate presidencial entre ambos políticos y no tiene sesgo por alguno de los dos, puede confirmar que Biden no está en condiciones de repetir en la presidencia. Sin embargo, la opción de que Trump vuelva a ser el mandatario gringo tampoco es una buena noticia para muchos sectores económicos y países, debido a sus ideas y estilo agresivo. Tal parece que los estadunidenses tienen que optar entre el viejito deteriorado o el menos viejito pero mentiroso.
Incluso los mercados ya han comenzado a tomar posiciones y comenzar a descontar el muy probable triunfo de Donald Trump. Corredurías y bancos como Goldman Sachs, Morgan Stanley y Barclays están recomendando a sus clientes que vayan pensando un futuro a corto plazo con políticas económicas que reduzcan las tasas de interés y una expansión fiscal, es decir; pronostican un gobierno gastalón y sin temor a la inflación que pueden desatar sus taimadas políticas arancelarias.
Si bien los demócratas y algunos republicanos además de ciudadanos sin partido reconocen y advierten una bonanza económica estadunidense, varios de ellos creen que esto no frenará la llegada de Trump a la Casa Blanca, pero con una victoria aplastante del Partido Republicano. Esto desataría una serie de medidas proteccionistas y populistas como la reducción de impuestos y un ataque más directo y frontal a la inmigración.
Por ello, los bonos de deuda estadunidense a largo plazo comenzarán a crecer en su demanda, como un instrumento de protección de la inversión. Algunos piensan que, si Trump cumple con su promesa de America First; los productos que llegan vía la importación comenzarán a escasear y subir de precio pues su producción nacional no se dará abasto debido también a la falta de fuerza de trabajo.
Sin embargo, a pesar de que esto podrían ser malas noticias para la economía estadunidense, algunos operadores de fondos de inversión también se preparan para la fiesta especulativa que podría arrancar con un gobierno de grandes ocurrencias Trumpistas. ¿Recuerdas como hace cuatro años Trump gobernaba a través de tuitazos?
Mientras tanto, unos inversionistas comienzan a tomar posición de refugio y otros comienzan a prepararse para la rentable volatilidad que desataría un segundo gobierno de Trump. La volatilidad siempre deja jugosos dividendos para los cascadores. Pero ojo, porque se viene la revisión del TMEC en 2026 y esto podría convertirse en un feria de pueblo, con pirotecnia por todos lados. ¡Ay, nanita!