Sindicalismo arcaico, por Hugo González en ContraRéplica

En México, hay cosas que ni la Inteligencia Artificial puede modernizar. En pleno siglo 21 y casi a punto de enfrentar batallas como las que pronosticó Terminator en 1984; seguimos peleando con sindicatos que parecen programados en disquete. El caso del Sindicato de Trabajadores del Nacional Monte de Piedad es ejemplo claro de un sindicalismo arcaico y opaco. 

Desde hace meses vengo recopilando versiones casi míticas del comportamiento de del dirigente sindical Arturo Zayún González, quien al parecer defiende con uñas, dientes y sellos oficiales una estructura sindical donde la transparencia es opcional. Lo curioso es que, más que pelear por los derechos laborales, el pleito parece centrarse en evitar que alguien abra los libros contables del sindicato. 

Hace tiempo el Monte de Piedad presentó una demanda ante el Tribunal Laboral Federal de Asuntos Colectivos para exigir claridad sobre varios millones de pesos destinados a “actividades sindicales”. La demanda fue aceptada y sigue su curso, pero la respuesta del sindicato fue declararse en huelga. Todo indica que la protesta es menos por salarios y más por mantener a salvo un modelo financiero opaco. 

Entre los gastos bajo la lupa están 1.2 millones de pesos para el supuesto mantenimiento del Centro Deportivo, que, según empleados, funciona más como “centro de distribución” para familiares del líder. A eso se suman 840 mil pesos anuales para fomentar el deporte, sin recibos ni torneos visibles. 

El sindicato también recibe 3.45 millones de pesos al año para visitas a sucursales foráneas que ni siquiera en pandemia dejaron de gastar. Además, cada año el Monte entrega dos días de salario por trabajador para un fondo de retiro cuyos reportes son tan detallados como una servilleta en blanco.  

Ojo, porque del 12 al 14 de noviembre los trabajadores votarán si continúa la huelga y algunos creen que defienden derechos, cuando en el fondo podrían estar sosteniendo una red de privilegios digna del sindicalismo analógico. 

Tienda de raya

Otra joya del sindicalismo aristocrático es Alejandro Martínez Araiza, secretario general del Sindicato Nacional Alimenticio y de Comercio (SNAC), quien sigue aferrado a las cuotas con algunas entelequias como su “moderna” tienda de raya llamada Plataforma Inteligente de Impacto Social (PLIIS). 

Bajo el lema “Tu cuota vale por 30”, los sindicalizados pagan 252 pesos mensuales adicionales por cupones, descuentos y financiamientos que en realidad cuestan menos de 100 pesos. Todo se gestiona a través de empresas como Beneficios 360, Karam o Integralis, supuestos intermediarios que hacen del sindicalismo un modelo de negocio. 

El colmo llega con los préstamos “solidarios” con 10% de interés en seis semanas, equivalente a 160% anual. Un Porfiriato con app incluida. Martínez Araiza llama a esto “sindicalismo moderno”; los trabajadores, simple usura disfrazada de beneficio. 

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Hugo González: Periodista especializado en Negocios y tecnologías de la información. Columnista en El Universal y en el diario ContraReplica. Ha sido Colaborador de Adriana Pérez Cañedo en NRM comunicaciones y de Eduardo Ruiz-Healy en Radio Formula e integrante de la Barra de Opinión de TV Azteca ADN40. Fue editor de Negocios, columnista y comentarista de TV en Grupo Milenio. También fue columnista y analista en El Heraldo Media Group y en Reaktor del Grupo IMER. Comunicólogo tecnoruco y businnessrocker solidario, de mente fría pero apasionado por la creatividad. Le va al América y le encanta el albur y el doble sentido. Chairo de corazón y respetuoso de todas las opiniones. Amante de México y sus mexicanos chidos.

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