Me da mucha pena cuando no puedo publicar de la información que me envían algunos colegas publirrelacionistas. Me duele no poder apoyar a mis colegas (algunos buenos amigos) sobre todo cuando me consta el esfuerzo y compromiso para pichar su información.
Sin embargo, es imposible publicar todo lo que nos envían a diario vía email y ahora hasta mensajes de Whatsapp o LinkedIn. Hay muchas razones para batear las propuestas informativas, pero no es por falta de ganas, es falta de tiempo. Tengo muchos criterios para descartar información y no perder tiempo revisando las decenas de emails que recibo a diario, pero hay una que uso a menudo.
Para ahorrar recursos y sobre todo tiempo, mi principal criterio para descartar información es aquella que viene de fuentes desconocidas. Y cuando digo fuentes no solo me refiero a las personas o las agencias de RP, sino a las mismas empresas o marcas
Por ejemplo, con el surgimiento de cientos de empresas digitales, muchas de ellas del sector Fintech; cada vez es más complicado entender quién es quién. El ecosistema digital se ha complicado tanto que hay empresas especialistas de los especialistas, de los especialistas. Muchas veces su información es interesante, sin embargo, desconozco si la fuente es real, si tiene autoridad temática o es solo un grupo de charlatanes que alucinan como ChatGPT.
Por eso, para no perder tiempo investigando quién es la fuente, si tiene reputación o si tiene bajas expectativas de vida empresarial; prefiero pasar de largo su información. Y aquí volvemos a los clásicos: es necesario entablar una conversación previa y presentar a la empresa que nos envía información.
No sé cómo actúes en cuestiones del amor, pero yo dudo de las buenas intenciones y bondades que me presume una persona el mismo día que la conocí. Necesito saber quién es, si es cierto lo que dice y, sobre todo, si no es una aventura de un rato. Lo mismo pasa con la información.
Los periodistas necesitamos saber si nos pretende seducir un embustero o un príncipe. Tenemos que cuidar nuestra reputación para no encumbrar dioses de barro. A los generadores de contenido eso lo les importa pues ellos no tienen que cuidar su prestigio, ni reputación. Con que cumplan con los acuerdos y los “highlights del brief” (lo sobresaliente del informe), están satisfechos.
Por eso te dejo otro consejo, amigo de las RP: si quieres que publiquen la información de tu cliente, primero preséntalo con el periodista y si es cierto, véndelo como el príncipe encantador que es. Pero ojo, si es un embustero y vividor, tú serás quien pague la consecuencias de una mala reputación.