Después de meses sin acceso a información pública, la red de monitoreo ambiental del área metropolitana de Monterrey volvió a estar disponible a través del Sistema Nacional de Información de la Calidad del Aire (Sinaica). La plataforma ya muestra datos en tiempo real e históricos desde las 15 estaciones instaladas en la ciudad, aunque algunas siguen sin reportar de manera confiable.
En sitios como San Bernabé y Apodaca, los datos sobre partículas finas PM2.5 presentan inconsistencias, y la estación de Pesquería continúa sin medir este tipo de partículas.
Las PM2.5 son partículas microscópicas que pueden penetrar en el sistema respiratorio, llegar al torrente sanguíneo y generar daños en órganos vitales. Estudios han vinculado su exposición prolongada con enfermedades respiratorias, cardiovasculares y diversos tipos de cáncer.
A pesar de que el sistema estatal de monitoreo ambiental también está en operación, técnicos y especialistas han señalado que aún presenta limitaciones técnicas que impiden una cobertura integral. Según registros disponibles esta semana, la calidad del aire en Monterrey ha sido catalogada como de “buena” a “aceptable”, aunque organizaciones ciudadanas advierten que estos valores podrían no reflejar con precisión la presencia de partículas PM2.5, debido a fallas en sensores y equipos.
El Observatorio Ciudadano de la Calidad del Aire del Área Metropolitana de Monterrey (OCCAMM) advirtió que la falta de datos confiables pone en riesgo la salud pública, especialmente en zonas con alta densidad industrial o tráfico pesado, donde las partículas pueden mantenerse suspendidas por horas o días.
No obstante, la red estatal muestra limitaciones importantes. De acuerdo con medios locales, el sistema de vigilancia ambiental en Nuevo León permanece en riesgo debido a un adeudo de 500 mil pesos que el Gobierno estatal, encabezado por Samuel García, mantiene desde hace 17 meses con el proveedor exclusivo de refacciones.
Esta empresa es la única autorizada en el país para suministrar los componentes necesarios, lo que ha impedido realizar el mantenimiento adecuado en varias estaciones, en especial aquellas encargadas de medir partículas finas PM2.5, consideradas las más peligrosas para la salud.
AATG