¿Sabías que el deterioro de frutas y verduras durante el almacenamiento y transporte no siempre se debe a errores en la cadena de frío o a una mala manipulación? A menudo, el problema inicia desde la elección del contenedor en el que se depositan.
Las cajas de plástico, ya sean ventiladas o cerradas, juegan un papel importante en la conservación de los productos frescos y son una buena opción para mejorar tanto su presentación, como su vida útil.
Si quieres conocer sus características para determinar cuál se adapta mejor a tus necesidades, te invitamos a seguir leyendo la presente nota.
Cajas ventiladas
Se recomienda emplearlas para ciertos tipos de frutas y verduras sensibles a la acumulación de humedad, pues permiten un flujo de aire, lo cual evita que la condensación genere moho o acelere el proceso de descomposición.
Las cajas ventiladas de plástico para frutas y verduras se distinguen por ser ligeras y apilables, por lo tanto, su transportación y almacenamiento no representa ningún desafío; además, gracias a su diseño perforado, es posible visualizar su contenido y agilizar las inspecciones de calidad, al igual que los inventarios.
Sin embargo, es importante considerar que, aunque protegen contra la humedad, ofrecen menos resguardo ante golpes o climas extremos durante el transporte. Para negocios que manejan productos frescos de alta rotación o que necesitan conservar la calidad visual, este tipo de contenedores son una solución conveniente.
Cajas cerradas
A diferencia del modelo descrito anteriormente, no cuentan con perforaciones y crean una barrera de protección contra impactos, polvo, etcétera; por esa razón, se les prefiere para envíos largos o condiciones logísticas complejas. Se le considera un embalaje funcional para productos robustos o que requieren un ambiente estable.
Asimismo, son capaces de retener la temperatura interna, una ventaja que contribuye a que se mantenga la frescura en trayectos prolongados y minimiza la exposición a fluctuaciones térmicas que podrían afectar la calidad de los productos. En entornos comerciales, las cajas garantizan un traslado exitoso de las frutas y verduras hasta los exhibidores.
¿Los contras? La falta de ventilación aumenta la posibilidad de que se acumule la humedad si no se controlan las condiciones internas; por eso, su uso es más adecuado para todo aquello con bajo riesgo de deterioro por condensación o que exija una protección física más alta.
¿Qué caja elegir según el tipo de fruta o verdura?
Opta por las ventiladas para frutas y verduras que requieran de la circulación de aire para estar frescas, como los jitomates, las fresas, las espinacas y las lechugas. También son la alternativa ideal para viajes cortos o productos que deben conservar su apariencia y textura en el menor tiempo posible.
Por otro lado, las cajas cerradas resultan prácticas para papas, cebollas, zanahorias y frutas con cáscaras gruesas, como plátanos y mangos, ya que no ven afectados por la falta de ventilación y, en cambio, se benefician del resguardo, ya sea en trayectos largos, e incluso, frente a cambios de temperatura variables.
Usos adicionales
Las cajas ventiladas, por ejemplo, pueden utilizarse para organizar mercancías, o bien, como exhibidores en los puntos de venta para que exista un orden que no comprometa la visibilidad. Las cajas cerradas, en cambio, sirven también para guardar y transportar artículos no perecederos o delicados
Igualmente, pueden emplearse para organizar herramientas, equipos o insumos en entornos industriales, gracias a su capacidad y resistencia para soportar el peso. En sí, vale la pena invertir en ambos tipos de cajas por su versatilidad, siempre y cuando sean reciclables, para que cumplan múltiples funciones dentro de tu negocio.
Conclusiones
La elección entre cajas ventiladas y cerradas no tiene por qué ser algo definitivo: varias personas han obtenido excelentes resultados al combinar las dos categorías según la temporada, el tipo de producto o el contexto del transporte.
Durante épocas de calor, ciertos productos deben tener ventilación adicional, mientras que en climas fríos o húmedos, la protección de las cajas cerradas se vuelve indispensable. Analiza con cuidado las circunstancias y crea estrategias que se adapten a las necesidades específicas de cada etapa de tu operación.
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