El castigo de Eruviel; opinión de Eduardo Ruiz-Healy

octubre 19, 2017 Desactivado Por Redacción Tecnoempresa

Hasta el 15 de septiembre pasado Eruviel Ávila Villegas gobernó el Estado de México, el más poblado del país y el segundo generador del producto interno bruto nacional después de la Ciudad de México.
En la elección de su sucesor realizada en junio pasado, trabajó para que ganará el también priista Alfredo del Mazo. La victoria, aunque por estrecho margen, aseguró que el Estado de México siga bajo control del PRI, algo que le será muy importante a este partido en 2018.
Su nombre figuró desde hace meses en varias listas que mencionaban a los priistas que pudieran aspirar a la candidatura presidencial.
Al entrevistarlo el pasado 7 de septiembre, una semana antes de que dejara la gubernatura, le pregunté si aspiraba a ser candidato presidencial por su partido. Su respuesta fue la de un político que no quiere comprometerse: “Ni me encarto, ni me descarto”. También, antes de que dejara de ser gobernador, se comentaba que podría integrarse al gabinete presidencial. Sin embargo, los sismos de los días 7 y 19 de septiembre hicieron que cualquier cambio en el gabinete quedara fuera de cuestión ya que sus integrantes fueron responsabilizados de atender a los damnificados que ambos temblores dejaron en el país.
Sin ver que por el momento tuviera la oportunidad de ingresar al primer equipo de colaboradores del presidente, algunos comentaristas empezaron a manejar la idea de que reemplazaría a Enrique Ochoa Reza como presidente nacional del PRI. Para justificar su llegada argumentaron que fue dos veces presidente municipal, dos veces diputado local, presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO) y presidente del PRI en su estado, un currículo político que hace palidecer al de Ochoa Reza.
El futuro político inmediato de Eruviel Ávila Villegas quedó decidido ayer al anunciarse que será el próximo presidente del PRI en la Ciudad de México, en sustitución de Mariana Moguel, que renunció al cargo el lunes pasado
La designación el exgobernador mexiquense ha sorprendido a muchos en vista de que es un secreto a voces de que el PRI en la capital del país es inexistente desde que en 1997 Cuauhtémoc Cárdenas ganó la jefatura de gobierno de lo que antes era el Distrito Federal. Las posibilidades que tiene el PRI de anotarse triunfos importantes en las elecciones locales de 2018 son menores que las que tiene a nivel federal y en varios de los estados que elegirán gobernadores.
La designación de Ávila Villegas a un cargo que verdaderamente es indigno para alguien con su amplia trayectoria solo puede considerarse como un castigo, como una venganza perpetrada por los que nunca lo quisieron, quieren o querrán y que nunca le perdonarán por haberles arrebatado la candidatura priista a la gubernatura mexiquense en 2011.
Por dignidad, no debería haber aceptado. La disciplina partidista tiene sus límites.
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