Historias paralelas; desenlaces diferentes; opinión de Eduardo Ruiz-Healy

noviembre 9, 2017 Desactivado Por Redacción Tecnoempresa

Seúl, Corea del Sur. – Una empresa fue fundada el 1 de marzo de 1938, en Seúl; otra, mexicana, el 7 de junio de 1938 en la Ciudad de México. La primera como una importadora y comercializadora de productos diversos, la segunda como un monopolio estatal.
Al ser fundada la primera, Corea era una colonia cruelmente explotada por Japón, el imperio que entonces dominaba el continente asiático; al fundarse la segunda, Estados Unidos estaba más preocupado por lo que ocurría en Europa que en el país que siempre ha visto como su traspatio.
Durante su existencia, la empresa Samsung (que en coreano significa tres estrellas) creció hasta convertirse en un líder mundial en diversas áreas de negocios; la mexicana Petróleos Mexicanos o Pemex terminó siendo uno de los más claros símbolos de la ineficiencia y corrupción que caracteriza a la mayoría de las entidades gubernamentales de México.
Actualmente Samsung es un consorcio que agrupa a unas 80 empresas. Entre las más importantes cabe mencionar a Samsung Electronics (la segunda mayor compañía de tecnología de la información medida por sus ingresos y la quinta medida por su valor de mercado), Samsung Heavy Industries (el segundo constructor de buques más grande del mundo medido por sus ingresos), Samsung Engineering y Samsung C & T (la decimotercera y trigesimosexta empresas de construcción más grandes del mundo), Samsung Life Insurance (la decimocuarta compañía de seguros de vida más grande del mundo), y Cheil Worldwide (la decimoquinta agencia de publicidad más grande del mundo. Los productos que fabrica y comercializa Samsung en todo el mundo incluyen prendas de vestir, productos químicos, productos electrónicos de consumo, componentes electrónicos, equipos médicos, semiconductores, unidades de estado sólido, DRAM, barcos, equipos de telecomunicaciones y electrodomésticos. Muchos de sus productos son líderes mundiales, el resultado de inversiones enormes en las áreas de investigación, desarrollo e innovación.
Los números para 2016 nos dan una buena idea de lo que es Samsung: Ingresos: 698,700 millones de dólares; Utilidades netas: 238,500 millones de dólares; Activos totales: 1,088,900 millones de dólares; Capital social: 1,340,900 millones de dólares; Empleados: 548,000.
La historia de Pemex es muy diferente a la de Samsung. Creada como un monopolio estatal para explotar los hidrocarburos que existen en el territorio nacional, desde su primer día fue administrada como si fuera la propiedad del presidente de la república en turno, de sus principales funcionarios y sus corruptos líderes sindicales. Fue tan mal administrado que terminó en la quiebra. Hoy su situación ha mejorado ligeramente gracias a la Reforma Energética aprobada en 2013 que le permite asociarse con empresas públicas y privadas mexicanas y extranjeras. Esperemos que algún día podamos sentirnos orgullosos de ella como los coreanos se sienten orgullosos de Samsung y otras empresas de su país.
Samsung y Pemex, empresas con historias paralelas con muy diferentes desenlaces.
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